Siempre puedes intentar incluir especias o hierbas aromáticas para dar más sabor a las comidas, es increíble lo rápido que se adapta el paladar a los cambios en la alimentación; si reduces la ingesta de sal de forma gradual, no notarás la diferencia.
Aquí te proponemos 9 sencillos consejos para reducir la sal en tu alimentación:
Cocina sin sal
Así podrás controlar la cantidad de sal que añades a cada receta. Busca recetas con ingredientes integrales y con altos contenido en fibra y bajos en grasa y tendrás un corazón sano.
Esconde el salero
Intenta no echar sal al agua cuando cuezas patatas, pasta o arroz. Cuando comas, deja visible el pimentero sobre la mesa y esconde el salero. Si al cocinar utilizas sal, que sea baja en sodio.
Olvídate de los embutidos
Hazte sándwiches con carnes asadas, queso fresco o verduras a la plancha en lugar de usar embutidos, que contienen mucha sal.
Utiliza ingredientes frescos o congelados
Al cocinar, utiliza verduras frescas o congeladas y legumbres, siempre que puedas. Si cocinas con verduras o legumbres enlatadas, enjuágalas antes para eliminar parte de la sal que se les ha añadido.
Lee la lista de ingredientes y la etiqueta con la información nutricional
No te olvides de leer las etiquetas. Con bastante frecuencia, no aparecerá la cantidad de sal que contienen, sino el sodio (6 gramos de sal equivalen a 2,5 gramos de sodio). En los platos preparados, comprueba la cantidad por persona.
Compra la opción "baja en sal" de los alimentos
Busca en las etiquetas las palabras "sin sal", "bajo en sal", "sin sodio" o "bajo contenido en sodio". Presta especial atención a los quesos (cuanto más curados más sal y grasa tienen), embutidos, jamón, cereales de desayuno y snacks de aperitivo, así como a los productos en salmuera (aceitunas, pepinillos, etc). Dentro de la gama Flora Sin Sal para aquellos que necesitan seguir una dieta baja en sodio.
Añade sabor a tus comidas
Experimenta con diferentes especias y hierbas aromáticas para darle sabor a tus platos sin necesidad de excederte con la sal.
Vigila lo que comes entre horas
No tomes aperitivos salados y evita alimentos procesados como nachos, patatas fritas, galletas saladas, queso o embutidos. En su lugar, toma fruta fresca, frutos secos, pan o galletas dulces o sin sal.
Sé paciente
Tus papilas gustativas tardarán un tiempo en acostumbrarse a los alimentos bajos en sodio y los platos con menos sal, ¡pero finalmente lo harán! Y recuerda, cada pequeño cambio será un paso hacia una mejor salud cardiovascular.